Hace 20 años

El maldito sonido de ese reloj cruje sobre las paredes de esta habitación, tic…tac…tic…tac, pareciera que los muros blancos e insípidos se encogen y me aprietan por completo, yo, permanezco sentado en una pequeña silla de hospital, con postura derrotada, piernas vibrantes fijas sobre el piso, sosteniendo con mi mano derecha la carta que anuncia mi muerte, estoy aquí en busca de algo más alentador, pero solo he conseguido la noticia de que mi corazón esta por detenerse, mi nombre es Alejandro López, soy jefe de una compañía exitosa de seguridad informática, ¿Dinero? Sí, tengo suficiente como para ahogarme en él, pero no me sirve de nada cuando mi padecimiento no tiene cura, me han diagnosticado una extraña enfermedad que en cuanto menos me lo espere detendrá mi corazón por completo, la razón no la sé, quizás estrés, quizás la falta de sueño, la mala alimentación o el trabajo en exceso, quizás porque exactamente hace 20 años este corazón ya había muerto.

Hoy 4 de Mayo vienen a mi mente vagos recuerdos, bendita puntería tiene mi suerte, justo hoy hace 2 décadas fue que mi vida cambió, puedo recordarlo claramente, ella vestía una blusa blanca y un pantalón de mezclilla, en su muñeca derecha siempre aquel reloj que su padre le regaló, en sus dedos un par de anillos de fantasía, en su rostro ni un gramo de maquillaje y en su pelo rayos de oro que me hacían caer rendido a sus pies, ella cuyo nombre me ha dolido cada día de mi vida fue mi verdadero amor, ¿Por qué me atrevo a decir que fue? Porque justo ese día hace 20 años me convertí en un problema para ella y ese mismo día ella desapareció por completo de mi vida, no la busqué por orgullo, quizás temor de saber que me rechazaría, nunca pude despedirme y hasta la fecha sueño con el suave tacto de sus manos sobre mi piel; me dejó soñándola cada noche, y es en este momento de mi mediocre presente que quisiera encontrarla para intentar despedirme antes de mi último aliento.

Yo, cuando la perdí, perdí mi vida por completo, me hundí en depresión al principio, me tuvieron que internar para no dejarme morir de anemia por falta de apetito; al recuperarme juré no volver a amar a nadie nunca más, pero no quise aceptar que a ella nunca la deje de amar; renuncié a mis emociones, a mis debilidades, a lo que siempre le tuve miedo… mi soledad, y me propuse sueños y metas que no tuviesen que ver con mis sentimientos, dado esto tuve éxito en mi vida…¿éxito?… patrañas, el vació que dejó su partida me pesa toneladas en el pecho cada noche y cada día; por orgullo cumplí lo que le había prometido, conseguí tanto dinero como me ha sido posible, varias casas en muchos países, aunque realmente solo viva en una y solo use el sofá para dormir, pues desde aquel día no he podido tocar una cama porque me recuerdan a ella, me recuerdan a su perfume, a la suavidad de su cuerpo entre mis brazos.

A los 26 años me casé, busqué una mujer vacía, estúpida y hueca, bella quizás, pero podrida por dentro, una mujer que solo le interesara mi dinero para que nunca se enamorase de mí, para no lastimarla quizás, pues jamás podría amar a alguien una vez más, me casé con ella para cubrir apariencias, cubrir la evidencia de que mi corazón estaba muerto, me casé para cumplirle a mis padres mi promesa de formar una familia, pero jamás la he amado ni un poco, ni siquiera puedo tocarla, me da asco, el único beso que le he dado fue para la foto de la boda, fuera de eso nunca la veo, se la pasa gastando una fortuna de mi dinero en ropa y zapatos, viajando y acostándose con extraños, pero no me importa mientras mantenga mi imagen intacta; yo por otro lado me la paso trabajando hasta 20 horas al día, en ocasiones amanezco tendido en mi oficina o me quedo dormido en el carro, viajo todo el tiempo, no puedo quedarme quieto un instante porque mi mente recuerda cosas que quisiera un día poder enterrar, me la paso con dolor de cabeza, siempre estresado, apretando la quijadas casi hasta hacer explotar mis dientes, vivo siempre odiando mi vida y deseando mi muerte, pero cobardemente espero el momento en el que mis actos tengan consecuencias sobre mi cuerpo.

Ahora que tengo este papel sobre la mano solo puedo pensar en dos cosas, una, es este nudo en la garganta y la otra es que yo, jamás, la he dejado de amar, la extraño como un niño extraña a su madre, la extraño como si hubiese sido su esposo y su amante, la extraño como si cada segundo de mi vida desde aquel instante hasta ahora no quisiera nada más en mi vida más que estar con ella, la extraño justo ahora y sé que nunca podré despedirme…


Hoy 4 de Mayo vienen a mi mente vagos recuerdos, bendita puntería tiene mi suerte, justo hoy hace 2 décadas fue que mi vida cambió, puedo recordarlo claramente, ella vestía una blusa blanca y un pantalón de mezclilla, en su muñeca derecha siempre aquel reloj que su padre le regaló, en sus dedos un par de anillos de fantasía, en su rostro ni un gramo de maquillaje y en su pelo rayos de oro que me hacían caer rendido a sus pies, ella cuyo nombre me ha dolido cada día de mi vida fue mi verdadero amor, ¿Por qué me atrevo a decir que fue? Porque justo ese día hace 20 años me convertí en un problema para ella y ese mismo día ella desapareció por completo de mi vida, no la busqué por orgullo, quizás temor de saber que me rechazaría, nunca pude despedirme y hasta la fecha sueño con el suave tacto de sus manos sobre mi piel; me dejó soñándola cada noche, y es en este momento de mi mediocre presente que quisiera encontrarla para intentar despedirme antes de mi último aliento.


Yo, cuando la perdí, perdí mi vida por completo, me hundí en depresión al principio, me tuvieron que internar para no dejarme morir de anemia por falta de apetito; al recuperarme juré no volver a amar a nadie nunca más, pero no quise aceptar que a ella nunca la deje de amar; renuncié a mis emociones, a mis debilidades, a lo que siempre le tuve miedo… mi soledad, y me propuse sueños y metas que no tuviesen que ver con mis sentimientos, dado esto tuve éxito en mi vida…¿éxito?… patrañas, el vació que dejó su partida me pesa toneladas en el pecho cada noche y cada día; por orgullo cumplí lo que le había prometido, conseguí tanto dinero como me ha sido posible, varias casas en muchos países, aunque realmente solo viva en una y solo use el sofá para dormir, pues desde aquel día no he podido tocar una cama porque me recuerdan a ella, me recuerdan a su perfume, a la suavidad de su cuerpo entre mis brazos.


A los 26 años me casé, busqué una mujer vacía, estúpida y hueca, bella quizás, pero podrida por dentro, una mujer que solo le interesara mi dinero para que nunca se enamorase de mí, para no lastimarla quizás, pues jamás podría amar a alguien una vez más, me casé con ella para cubrir apariencias, cubrir la evidencia de que mi corazón estaba muerto, me casé para cumplirle a mis padres mi promesa de formar una familia, pero jamás la he amado ni un poco, ni siquiera puedo tocarla, me da asco, el único beso que le he dado fue para la foto de la boda, fuera de eso nunca la veo, se la pasa gastando una fortuna de mi dinero en ropa y zapatos, viajando y acostándose con extraños, pero no me importa mientras mantenga mi imagen intacta; yo por otro lado me la paso trabajando hasta 20 horas al día, en ocasiones amanezco tendido en mi oficina o me quedo dormido en el carro, viajo todo el tiempo, no puedo quedarme quieto un instante porque mi mente recuerda cosas que quisiera un día poder enterrar, me la paso con dolor de cabeza, siempre estresado, apretando la quijadas casi hasta hacer explotar mis dientes, vivo siempre odiando mi vida y deseando mi muerte, pero cobardemente espero el momento en el que mis actos tengan consecuencias sobre mi cuerpo.


Ahora que tengo este papel sobre la mano solo puedo pensar en dos cosas, una, es este nudo en la garganta y la otra es que yo, jamás, la he dejado de amar, la extraño como un niño extraña a su madre, la extraño como si hubiese sido su esposo y su amante, la extraño como si cada segundo de mi vida desde aquel instante hasta ahora no quisiera nada más en mi vida más que estar con ella, la extraño justo ahora y sé que nunca podré despedirme…

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