Tu que aprendiste lo que es el valor de una moneda a muy corta edad, tu que tropezaste mil veces tratando sostener a tu familia y te levantaste siempre, no se puede pedir suavidad cuando la vida te forjo a golpes de experiencia, admirable señor que con sus propias manos fue armando su vida sin herramientas, admirable tu sabiduría, tu dedicación y tu fortaleza, admirable eres señor con tus pasos de grandeza, aquel héroe sin poderes en el que quiero convertirme, aquel que marca mis pasos y me sostiene en sus hombros cuando todo se viene abajo, eres señor digno de mi respeto y admiración, eres aquel gruñón de noble corazón al que con cariño llamo mi padre.