La muerte, mi dulce amante de toda la vida, y la soledad, una celosa compañera, se reúnen en mi habitación para discutir quien merece mis versos, mis caricias y la total entrega de mi mente y mi cuerpo, discuten porque no quieren compartir la esencia de un hombre que está por perder la cordura, me quieren para tomar el control de las decisiones que vienen, de eso depende el color del cielo al amanecer y el sonido de las voces que me arrullen al anochecer, una silenciosa batalla se desenvuelve como fiera tormenta en el frio de mi habitación y yo..... yo solo espero paciente el resultado final...