La verdad es que uno nunca sabe, que es lo mejor. Siempre estamos acariciando lo aprendido, e incluso anhelando ensenar a otros lo que ya sabemos. Pero, no nos damos cuenta de que el saber es como el agua del rio, corre, se agita, se enturbia y aclara. Nunca podemos estar seguros a ciencia cierta, porque esta se contradice.